21 ENE – 20 FEB 2026
La cineasta Isabel Coixet nos presenta «I don’t belong here», una exposición individual comisariada por Mario Gutiérrez Cru con el apoyo de PROYECTOR.
La obra que Isabel Coixet presenta en este espacio no es una película: es una confesión en imágenes; un ejercicio de apropiación sutil de la vida cotidiana. Como si cogiera prestadas las calles de la ciudad , esas aceras, esquinas, cuerpos que se cruzan sin saber que serán testigos, las convierte en escenas íntimas, pequeñas epifanías urbanas suspendidas. Hay en esta pieza una calidad de imágenes robadas, un registro furtivo, tal vez clandestino, de la realidad, un fragmento de lo real que escapa al orden, que no pide permiso para existir.
Capa sobre capa, Coixet mezcla ese material encontrado con vestigios de cinemateca: metraje antiguo, texturas de celuloide, silencios cinematográficos reconvertidos en resonancias contemporáneas. El resultado recuerda a un sueño atravesado por la memoria: los fotogramas se deslizan como recuerdos que emergen de una cartografía emocional. Es en esa deriva donde florece la poesía visual de un domingo cualquiera.
La banda sonora amena y quizás hasta divertida actúa como un hilo conductor que marca el ritmo de la pieza. Establece un diálogo constante con la imagen que casi sugiere el título: “I don’t belong here” , el de un domingo imaginario, incierto, quizá utópico: una pausa posible, un refugio frágil, una promesa que oscila entre la melancolía, la pereza y la esperanza.
Así, “I don’t belong here” se convierte en un homenaje a lo invisible. A lo que sucede cuando nadie mira. A lo que persiste aunque parezca insignificante. A lo cotidiano que, al ser registrado sin artificios, revela su intensidad. En un mundo de exceso visual, la pieza es acto de resistencia: recuperar un retazo de realidad, devolverlo al ojo que observa y ofrecerlo de nuevo a los que quieren mirar.
OBLIQUO
Calle Valencia 17, Madrid.
Horario de L-D de 9-21h.

I don’t belong here
1:08
2025
La pieza mezcla imágenes captadas en la calle con fragmentos de cine antiguo, creando un diálogo entre el presente y la memoria fílmica. El montaje es rápido y sensorial, sin narración, centrado en la fricción entre ambos tiempos. La banda sonora marca el ritmo y da cohesión al conjunto, convirtiendo esta pieza tan corta en una experiencia intensa. En ese cruce de materiales surge la sensación que da título a la obra: I don’t belong here. La pieza parece habitar un lugar intermedio, una especie de territorio prestado donde nada termina de encajar del todo. Las imágenes contemporáneas observan un mundo que sigue su curso sin detenerse; las imágenes antiguas vuelven como fantasmas que buscan todavía un sitio donde fijarse. El resultado es un breve mapa de desubicación sensible, un instante audiovisual que flota entre tiempos, miradas y memorias.

Isabel Coixet
Isabel Coixet Castillo (Barcelona, 9 de abril de 1960) es una de las autoras más relevantes del cine europeo contemporáneo, una creadora cuya obra —que abarca largometrajes de ficción, documentales, series, piezas publicitarias, escritura y artes visuales— ha contribuido de manera decisiva a transformar la sensibilidad narrativa del cine español y a proyectarla hacia un marco internacional. Su mirada, profundamente íntima y éticamente comprometida, la sitúa en un lugar singular: el de una narradora capaz de articular emociones complejas con una claridad visual que rehúye el artificio y apuesta por la sutileza.
Tras licenciarse en Historia por la Universidad de Barcelona, Coixet entró en el mundo profesional a través de la publicidad, donde se convirtió en una de las realizadoras más destacadas de su generación. Este ámbito le ofreció una formación técnica rigurosa y un espacio para ensayar la precisión expresiva, la economía narrativa y la atención obsesiva por los gestos mínimos. Su debut en el cine se produjo con Demasiado viejo para morir joven (1989), una obra temprana que anunciaba ya su inclinación por personajes vulnerables, por el peso emocional del silencio y por una narrativa centrada en las zonas opacas y sensibles de la experiencia humana.
Durante los años noventa, Coixet consolidó un estilo propio con Things I Never Told You (1996) y A los que aman (1998). La primera, rodada en inglés en Estados Unidos, reveló su capacidad para desplazarse entre culturas sin perder su voz autoral. La segunda, un retrato lírico del amor idealizado, confirmó su interés por los vínculos emocionales y por la fragilidad como fuerza estética. Ambas películas muestran un temprano dominio del tempo íntimo y un compromiso con historias sostenidas en la interioridad de los personajes.
El reconocimiento internacional llegó con My Life Without Me (2003), producida por El Deseo. La película, protagonizada por Sarah Polley, se convirtió en un hito dentro de su obra: Coixet narraba la vida de una mujer al borde de la muerte sin recurrir al melodrama, componiendo una reflexión delicada sobre el deseo de vivir. The Secret Life of Words (2005), premiada con múltiples Goya —incluido Mejor Película—, profundizó en esta dimensión ética y emocional, explorando el trauma y la recuperación afectiva desde una perspectiva radicalmente íntima, donde el silencio resulta más elocuente que cualquier diálogo.
Con Elegy (2008), adaptación de la novela de Philip Roth, Coixet alcanzó gran visibilidad en Estados Unidos. Su dirección, centrada en las capas afectivas de los personajes, fue alabada por su madurez y sutileza. Map of the Sounds of Tokyo (2009), presentada en competición en Cannes, supuso un giro hacia territorios más sensoriales, convirtiendo la ciudad en un paisaje emocional donde se reflejan los deseos y contradicciones de sus protagonistas. Durante estos años construyó una filmografía que combina introspección, ambición estética y resonancia internacional.
En la década de 2010 su obra se diversificó. Ayer no termina nunca (2013) abordó el impacto de la crisis económica sobre la intimidad a través de una confrontación emocional extrema. Nadie quiere la noche (2015), que inauguró la Berlinale, situó a dos mujeres en un paisaje polar convertido en laboratorio ético sobre la supervivencia, la incomunicación y el encuentro. Con The Bookshop (2017), adaptación de Penelope Fitzgerald, regresó a un tono más clásico, logrando numerosos galardones, incluidos los Goya a Mejor Película, Dirección y Guion Adaptado.
A esta etapa siguieron Elisa & Marcela (2019), que recupera una historia real de amor entre dos mujeres a principios del siglo XX; Nieva en Benidorm (2020), un noir mediterráneo teñido de humor discreto y melancolía; y El techo amarillo (2022), documental sobre abusos sexuales en un aula de teatro que reafirmó su compromiso político con las voces silenciadas. Con Un amor (2023), adaptación de la novela de Sara Mesa, Coixet firmó una de sus obras más densas, donde la protagonista se enfrenta a los límites de la intimidad, el deseo y la violencia estructural.
En 2025 estrenó Tre ciotole, basada en la obra de Michela Murgia, retomando la idea de las despedidas como tejido narrativo. La película, marcada por el duelo y la transformación, confirma el punto de madurez en el que se encuentra la directora: una artista capaz de filmar la intimidad con una sensibilidad que evita lo evidente y trabaja desde la sugerencia.
Paralelamente, Coixet desarrolla una nueva serie de ficción ambientada en París para ARTE, consolidando su presencia en el ámbito televisivo europeo y su interés por historias contemporáneas en contextos internacionales. Además, ha cultivado una práctica artística basada en el collage. Aunque durante años este trabajo permaneció en el ámbito privado, en 2025 el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presentó una exposición íntegramente dedicada a sus piezas visuales, realizadas entre 2021 y 2024. Estas obras revelan una afinidad profunda con su cine: fragmentos que dialogan entre sí, materiales encontrados convertidos en narrativas emocionales y composiciones que oscilan entre fragilidad y contundencia.
Su trayectoria ha sido reconocida con numerosos premios, entre ellos varios Goya, la Creu de Sant Jordi y el Premio Nacional de Cinematografía (2020). Ha participado como jurado en festivales internacionales, tomado parte en debates sobre representación, feminismo y ética narrativa, y abierto camino para nuevas generaciones de cineastas, especialmente mujeres.
A lo largo de más de tres décadas, Isabel Coixet ha construido un cine definido por la intimidad emocional, el compromiso ético con los personajes y una búsqueda constante de nuevas formas de narrar. Su obra, dentro y fuera de la pantalla, constituye una exploración de la condición humana, de la fragilidad como fuerza, del silencio como resistencia y del arte como un espacio para reparar, acompañar y comprender.





